La Aventura más Grande.
Es curioso y da un poco de coraje al mismo tiempo, como la mayoría de las veces nos ponemos a funcionar cuando llega el calambrito de que algo se va a terminar para actuar, o en este caso, retomar. El email de renovación de este canal, me hizo abrir la bitácora, y releer lo que había escrito; aproveché para retocar ciertos errores ortográficos y de redacción, aunque lo más curioso fue la sensación que me invadió, la cual, me empujo a continuar con estos pequeños relatos.
Cuando comencé este blog, hace poco más de un año, lo hice de la mano y con la intención, de contar aquella aventura. El primero daba el pistoletazo de salida, pero sobre todo marcaba el propósito, de lo que este cuaderno digital se ha convertido: un diario esporádico. Un propósito simplificado en dos palabras: Libertad e Independencia, que, si tengo que definirlo tras estos catorce meses, significa el de tomar mis propias decisiones y no dejar que nadie o nada las tome por mí.
No es ningún secreto que dar el primer paso es el más difícil, las dudas y los miedos nos invaden y nos bloquean. Aquella oportunidad de llegar a La Casa de Palos, no podía dejarla pasar; se me presentaba algo que siempre había querido hacer y nunca me había atrevido: vivir una aventura. Más el ímpetu de desconectar de una vida urbanita, que la planeación de lo que vendría, finalmente me decidí por tomarla, y lo que aquello me enseñó, fue una de las mayores lecciones: lo bonito que es construir algo.
Describir lo vivido en aquellos cien días de Vida de Rancho es casi imposible, porque forma parte del grupo de cosas que debes experimentar, sacar tus propias conclusiones y lecciones. Lo que sí puedo es citar una frase del último libro que leí y de la cual me siento muy identificado:
“La naturaleza tiene su propio lenguaje, experiencias y conciencia. Nos dice de dónde venimos y qué deberíamos hacer en el camino que tenemos por delante."
ERLING KAGGE
FILOSOFÍA PARA EXPLORADORES POLARES
Pecando un poco de filosófico y espiritual, esta segunda potenciada este año, creo firmemente que todo lo que nos pasa, tiene un significado. Las cosas cambian constantemente y analizar el por qué, es nuestro deber. En forma de avisos o señales en cosas que nos ocurren; observar desde diferentes perspectivas y encontrarle el sentido es una de nuestras responsabilidades, es decir, tarde o temprano tenemos que afrontarlas y sobre todo aceptar lo que nos venga, aunque no sea de nuestro agrado.
Ya desde el bello y tranquilo Hondarribia, lugar del que pronto escribiré, lo prometo; publiqué el penúltimo post: Opulencia, que a pesar de ser el más simple, fue el que más guerra dio. Aquellos intensos tres días, me enseñaron muchas cosas, pero sobre todo los diferentes paralelismos que existen en la vida y lo importante que es el ritmo y el orden, pues las situaciones imprevistas aparecen en cada paso que damos y debemos tener energía y recursos para superarlas.
Cuando comencé este canal, nunca imaginaría todo lo vivido, ni todas las cosas que me traería: diferentes experiencias, un sinfín de emociones, abundantes maestros, un cúmulo aprendizajes y lecciones, el poder que tiene la naturaleza para todo, recuperación de amistades y convivencias, nuevos gustos musicales, días con muchas horas, descubrimiento de errores, la lectura, comulgar con una filosofía, lo que se consigue con la mera observación y atención, casi seis millones de pasos y mi primer sobrino. Todo esto a lado de mi leal y siempre fiel compañero Mole.
Menos me imaginaría que, lo que comenzó como una desconexión, era el inicio de la aventura más grande, la vida.
Con este post y la entrada del nuevo año, concluye esta primera travesía, se vienen nuevos proyectos y retos, acompañados seguramente con muchos desafíos. Un año más, pero también un año menos.
“La vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante”.
Sören Kierkegaard
Feliz año // Urte berri on.
#vibralindo